Comentario de texto de Filosofía 1º bachillerato.
Un recto conocimiento de estos deseos sabe, en efecto,
supeditar toda elección o rechazo a la salud del cuerpo y a la serenidad del
alma, porque esto es la culminación de la vida feliz. En razón de esto todo lo
hacemos, para no tener dolor en el cuerpo ni turbación en el alma. Una vez lo
hayamos conseguido, cualquier tempestad del alma amainará, no teniendo el ser
viviente que encaminar sus pasos hacia alguna cosa de la que carece ni buscar
ninguna otra cosa con la que colmar el bien del alma y del cuerpo. Pues
entonces tenemos necesidad del placer, cuando sufrimos por su ausencia, pero
cuando no sufrimos ya no necesitamos del placer. Y por esto decimos que el
placer es [129] principio y culminación de la vida feliz. Al placer, en efecto,
reconocemos como el bien primero, a nosotros connatural, de él partimos para
toda elección y rechazo y a él llegamos juzgando todo bien con la sensación
como norma. Y como éste es el bien primero y connatural, precisamente por ello
no elegimos todos los placeres, sino que hay ocasiones en que soslayamos
muchos, cuando de ellos se sigue para nosotros una molestia mayor.
También muchos dolores estimamos preferibles a los placeres
cuando, tras largo tiempo de sufrirlos, nos acompaña mayor placer. Ciertamente
todo placer es un bien por su conformidad con la naturaleza y, sin embargo, no
todo placer es elegible; así como también todo dolor es un mal [130], pero no
todo dolor siempre ha de evitarse. Conviene juzgar todas estas cosas con el
cálculo y la consideración de lo útil y de lo inconveniente, porque en algunas
circunstancias nos servimos del bien como de un mal y, viceversa, del mal como
de un bien.
Epicuro. Carta a Meneceo.